Este tipo de terapia se basa en la evaluación y tratamiento de los tejidos blandos y las estructuras musculoesqueléticas. Incluye las siguientes técnicas:
Es una de las más comunes. Se centra en restablecer la movilidad articular perdida o reducida mediante la aplicación de movimientos controlados y precisos. El terapeuta utiliza sus manos para aplicar fuerzas direccionales y suaves, con el objetivo de desbloquear las articulaciones y mejorar su función.
Puede ser pasiva, donde el paciente se relaja mientras el terapeuta realiza los movimientos, o activa, donde se alienta a la persona a participar en el proceso de movimiento.
Con ella, la fisioterapia manual se enfoca en tratar las restricciones y tensiones musculares y fasciales que pueden contribuir al dolor y la disfunción. Consiste en aplicar diversas técnicas de masaje y estiramiento para liberar la tensión y mejorar la elasticidad de los tejidos blandos.
Se incluyen el masaje profundo, la liberación miofascial y la técnica de Cyriax. Con su aplicación se relajan los músculos tensos, se reduce la inflamación y mejora la circulación sanguínea, lo que a su vez facilita la recuperación y alivio del dolor.
Es utilizada para aliviar la compresión de los nervios espinales y reducir el dolor asociado. Este tipo de fisioterapia manual, consiste en la aplicación de fuerzas de tracción controladas y graduales en la columna vertebral. Estas se pueden ejercer de forma manual o con la ayuda de dispositivos especializados.
Al aplicar una tracción suave, se reduce la presión sobre los discos intervertebrales y se crea espacio para que los nervios se liberen de cualquier compresión. Esta técnica es beneficiosa para tratar afecciones como hernias discales, estenosis espinal y ciática, proporcionando alivio y promoviendo la curación natural del cuerpo.
Se utiliza para reducir la tensión muscular y restaurar el equilibrio en el sistema musculoesquelético. Esta técnica de fisioterapia manual, se basa en la colocación estratégica del paciente en diversas posiciones para liberar la tensión y mejorar la movilidad.
A partir de su conocimiento anatómico y biomecánico, el terapeuta identifica las áreas de tensión y restricción en el cuerpo del paciente. Luego, a través de movimientos suaves y sutiles, lo guía hacia posiciones específicas que permiten la liberación de la tensión acumulada.
Es especialmente beneficiosa para tratar afecciones como el síndrome del túnel carpiano, los desequilibrios musculares, las restricciones en la movilidad articular, aliviar el dolor, mejorar la función y estimular la recuperación. Se adapta a las necesidades individuales de cada paciente y se puede combinar con otras técnicas para obtener mejores resultados.
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